Está ampliamente aceptado que la IgM proporciona la primera línea de defensa durante las infecciones virales, seguida de la generación de respuestas adaptativas de alta anidad de IgG para la inmunidad a largo plazo y la memoria inmunológica.
La prueba serológica de anticuerpos busca la presencia de proteínas específicas producidas en respuesta a la infección (IgM e IgG). Los anticuerpos detectados por esta prueba indican que una persona tuvo una respuesta inmune al SARS-CoV-2, aunque la infección fuera asintomática. y tienen gran utilidad epidemiológica y diagnóstica (CDC, 2020).
La detección de los anticuerpos COVID-19 IgM tiende a indicar una exposición reciente a COVID-19, mientras que la detección de los anticuerpos COVID-19 IgG indica una etapa posterior de la infección. Por lo tanto, esta prueba de anticuerpos combinados también podría proporcionar información sobre la etapa de la infección.
Durante el test, la muestra reacciona con las partículas revestidas del antígeno COVID-19 en el test cassete.
La mezcla migra cromatográficamente a lo largo de la placa y reaciona con IgG anti-humano inmovilizado en la región linear IgG del test. Si la muestra contiene anticuerpos IgG para el COVID-19, una línea de color aparecerá en la región linear IgG del test.
Igualmente, IgM anti-humano se inmoviliza en la región linear IgM del test. Si la muestra contiene anticuerpos IgM para el COVID-19, el complejo de muestra conjugada reacciona con la IgM anti-humano y una línea de color aparecerá región linear IgM del test.
Si la muestra no contiene anticuerpos para COVID-19, no aparecerá ninguna línea de color en ninguna de las regiones lineales del test, indicando un resultado negativo. Con el objetivo de servir como control del procedimiento, siempre aparecerá una línea de color en la región de la linea de control del test, indicando que se ha añadido un volumen adecuado de muestra y se ha producido un efecto de mecha en la membrana.