“Las vacunas actuales deberán reajustarse para adaptarse a las nuevas variantes”

IES Medical entrevista a la Dra. Carmen Älvarez Domínguez, experta en vacunas, profesora de la Unviversidad Internacional de la Rioja (UNIR) e investigadora en IDIVAL

  • “Estoy convencida de que las vacunas van a acabar con la pandemia, aunque el 2022 será un año de reajustes”

  • “Es imprescindible hacer un buen diagnóstico inmunológico para evitar que esta situación se repita, asegura”

La inmunóloga y experta internacional en vacunas, la doctora Carmen Álvarez, profesora en la Universidad Internacional de la Rioja (UNIR) y colaboradora en investigación del IDIVAL y del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, se muestra optimista sobre el fin de la pandemia gracias a la vacunación, aunque pronostica que las vacunas actuales deberán reajustarse para adaptarse a las nuevas variantes, y la necesidad de alcanzar el 80-85% de la población vacunada para alcanzar la inmunidad de grupo. Así mismo, la investigadora, que actualmente está trabajando en una nueva vacuna peptídica contra el coronavirus, incide en la importancia de aumentar el diagnóstico inmunológico para “aprender de lo vivido” y estar preparados de cara al futuro. IES Medical pregunta a la experta por todas estas cuestiones.

IM (IES MEDICAL): Gracias por atendernos y permitirnos trasladarle nuestras consultas. ¿Cree que van a acabar las vacunas con la situación pandémica actual?

CA (CARMEN ÁLVAREZ): Evidentemente creo que sí. La cuestión que todo el mundo quiere saber es cuándo y eso es más complicado de establecer. Pero estamos viendo el efecto. Soy muy optimista, las vacunas sí van a acabar con la situación actual de pandemia.

IM: Entonces, ¿cuándo cree usted que se llegará a alcanzar la inmunidad de grupo en España?

​CA: Necesitamos vacunar entre el 80 y 85% de la población para alcanzar la inmunidad del grupo. Aunque la vacunación ha cogido velocidad, creo que la inmunidad de grupo no llegará hasta bien entrado el otoño-invierno. No quiero ser alarmista, pero este patógeno ha demostrado que es capaz de esparcirse rápido. Y por desgracia las vacunas no están llegando a todos los lugares del mundo, especialmente en África, Latinoamérica y zonas de Asia. Debemos ayudar a que ellos también alcancen la inmunidad de grupo porque si no, la nuestra no va a servir para nada en este mundo tan globalizado.

IM: Ha dicho que se debe alcanzar el 85% de población vacunada, cuando siempre se ha hablado del 70%…

CA: Sí, porque ya estamos teniendo en cuenta las variantes que tienen más transmisión. La Sociedad Española de Inmunología está apuntando al 80-85% para asegurar la inmunidad del grupo porque las vacunas actuales no protegen frente a la infección, no están diseñadas para bloquear al virus. Están diseñadas para evitar las formas graves de la enfermedad y en eso son muy buenas. Por ello, es importante vacunar rápido para evitar que pueda haber cepas dominantes quizá con más transmisión y que escapen a las vacunas.

​IM: Como experta, ¿cuál es, en su opinión, la evolución que sufrirán las vacunas?

CA: Sobre las que ya tenemos basadas en biotecnología, es decir, en diseños moleculares hechos por nosotros (ARNm, adenovirus, peptídicas) se adaptan bien a una nueva variante. En cambio, es más difícil que una vacuna de virus atenuado pueda ajustarse a las nuevas variantes. Eso sí, las vacunas de virus atenuado ofrecen la ventaja de que pueden dar una amplificación de la respuesta inmune a más proteínas distintas que forman parte del virus.
Sobre las que están por hacer, yo pongo en bandera a nuestro país, porque es muy fuerte en ellas. Las vacunas del CSIC basadas en la tecnología de virus recombinantes atenuados, que son vacunas que sí podrán detener la infección, están ya en las primeras fases de los ensayos clínicos.

En cuanto a los cócteles de vacunas, veremos cómo combinamos una de un tipo con otra de otro tipo… Nos queda un año 2022 de muchos reajustes y el cóctel puede ser importante, sobre todo para intentar bloquear a estas nuevas variantes que surgirán.

IM: ¿Usted aconsejaría vacunarse a las personas que han pasado la infección?

CA: Sí, aconsejaría que se vacunaran, sobre todo si han pasado más de seis meses (desde la infección). Quizá pudiera aconsejarse que no se vacunen con dos dosis o escoger quizá las vacunas unidosis. Pero sí, que se vacunen, porque la inmunidad que van a obtener con la vacunación es diferente. Necesitamos hacer un buen diagnóstico de las personas infectadas y de las vacunadas, y hacerles un seguimiento inmunológico, tanto en cuestión de anticuerpos como en cuestión celular. Las pruebas de diagnóstico ahora juegan un papel fundamental dándonos información y permitiendo que no vuelva a ocurrir. Tenemos que aprender cómo se comporta la infección, la vacunación, cuál es mejor, y para eso hay que hacer diagnóstico.

​IM: Otro tema candente es la duración de la inmunidad, pero nos encontramos con que los datos que se barajan son dispares. ¿Qué nos puede decir usted sobre sobre la longevidad de la inmunidad?

CA: Hay dos aspectos, la longevidad de la inmunidad de los infectados y la de los vacunados, porque no es exactamente igual. Depende además de si los infectados han sido asintomáticos, sintomáticos leves o graves, su inmunidad es diferente. Sabemos que generan anticuerpos y se está viendo que seis meses e incluso un año después, tienen un número alto de anticuerpos en general. Pero no se está mirando si estos anticuerpos son neutralizantes o no.

IM: Continuando con este tema, ¿nos podría explicar en qué se diferencia la inmunidad celular y la humoral y cómo se pueden medir?

​CA: La inmunidad celular básicamente son los linfocitos T que responden reconociendo a aquellas células infectadas con el virus y las matan. Los linfocitos B, tras interconectar con los T, se especializan en producir anticuerpos específicos. Y esa es la diferencia: el tipo de células que responden en una y a otra. Pero la verdad es que en inmunología no están tan separadas. No están los linfocitos B solos por ahí produciendo anticuerpos y los linfocitos T solos matando células infectadas. Separar la inmunidad celular de inmunidad humoral a veces es “simplista”, porque la producción de los linfocitos B también está inducida por los linfocitos T.

IM: Pero se hace esa diferenciación…

​CA: Sí, pero no es verdad. Es cierto que la inmunidad celular no se mide tan fácilmente como la inmunidad humoral, pero la respuesta celular juega un papel sobre los anticuerpos y si miras los anticuerpos, también estás mirando la inmunidad celular de forma indirecta. Medir anticuerpos específicos es más sencillo, pero no valen todos. Lo importante es detectar aquellos que reconocen esa parte específica de unión del virus a las células, los que bloquean la entrada, los que neutralizan. Los anticuerpos neutralizantes dan una muy buena idea de la respuesta celular, quizá de una manera burda, pero se ve. Y a través del estudio de los anticuerpos neutralizantes, puedes ir seleccionando personas para luego ampliar los estudios sobre la inmunidad celular.

​IM: A nivel poblacional, ¿qué le parece mirar el nivel de anticuerpos neutralizantes para determinar un nivel de protección y, por ejemplo, decidir si una persona necesita una dosis de recuerdo?

CA: Me parece muy interesante. Como decía, mirar simplemente la cantidad de anticuerpos solamente va a decir que has pasado la enfermedad o que te has vacunado. Bien. Pero no nos estamos vacunando contra un virus que no está en la población, al contrario, nos estamos vacunando en pandemia, contra un virus que está presente todavía en altas cantidades. Y ahí, los anticuerpos neutralizantes sí tienen mucho que decir porque van a reflejar si realmente la respuesta inmunológica es adecuada, tanto en los infectados como en los vacunados. Es decir, nos va a dar muy buena idea de hasta qué punto la inmunidad nos está funcionando para controlar al virus en la situación pandémica actual.

IM: Hablemos ahora sobre sus investigaciones. Queremos conocer un poco más lo que está haciendo su grupo de investigación y los proyectos que han puesto en marcha contra la COVID-19.

​CA: Nosotros no trabajábamos en coronavirus previamente, pero sí en vacunas. Usando nuestra experiencia, decidimos trabajar en una vacuna peptídica, sintética y segura para buscar el factor de virulencia más importante que en virus, suele ser el punto de entrada. Para ello nos basamos en los anticuerpos y las regiones que reconocen la mayoría de ellos y, además, en las regiones que reconocen las células T. ¿Por qué las células T? Porque reconocen péptidos muy pequeños que por un lado activan los linfocitos T citotóxicos y que por otro lado, condicionan y modulan a la célula B para la producción de anticuerpos. Teniendo en cuenta esto y usando un algoritmo matemático, en colaboración con un grupo de matemáticas de la Universidad del País Vasco y nuestros colaboradores clínicos del hospital, diseñamos un péptido, que no es exactamente el RBD. Queríamos saber si los pacientes reconocen este péptido y para ello necesitábamos un test de diagnóstico de anticuerpos neutralizantes.

​IM: El test que usáis es el de neutralización viral subrogado, cPass (Genscript), que distribuye IES MEDICAL en España, que es el único del mercado capaz de medir anticuerpos neutralizantes sin usar ni células, ni virus vivos.

​CA: Sí, eso es, precisamente es lo que buscábamos porque para nosotros era vital buscar anticuerpos neutralizantes tanto por si eran importantes para la respuesta humoral como para la celular. Ahora queremos comparar esos anticuerpos neutralizantes con los nuestros, con los generados contra nuestro péptido y compaginarlos en una vacuna usando nanopartículas colocando péptidos en ellas. Y además les podemos añadir carbohidratos para dirigir las nanopartículas a los macrófagos y células dendríticas y ampliar la protección de las vacunas.

​IM: Para finalizar y a las puertas del verano ¿qué va a ocurrir en septiembre a la vuelta de las vacaciones con la pandemia?

CA: Tenemos la experiencia del verano pasado y sabemos que el virus baja un poco, pero también tenemos la variante Delta con más trasmisión y, además, abrimos nuestras fronteras al turismo. Creo que debemos hacer muchísimo más diagnóstico, más test logrando tener mayor control sobre la aparición de otras variantes y la generación de anticuerpos neutralizantes en la población tras la vacunación, etc. Para vislumbrar un otoño más relajado sobre el uso de mascarillas, por ejemplo, insisto: no deberíamos relajarnos justo ahora, en el diagnóstico. Y evidentemente tenemos que pensar que no hemos vencido al virus. Nos queda este año y probablemente el que viene.

IM: Un mensaje optimista…

CA: Soy muy positiva, hemos aprendido mucho y la ciencia ha avanzado muchísimo. Otros aspectos fundamentales han sido, por un lado, las farmacéuticas; nunca había habido tantísima conexión entre las ellas y la academia: colaborar trae más beneficio que otra cosa. Y, por otro lado, los medios de comunicación nunca habían tratado la ciencia hasta ahora, a pesar de la importancia de la divulgación científica. Por último, evidentemente los científicos, antes sólo hablábamos con nuestros colegas, y ahora también nos hemos abierto para ayudar en la labor divulgativa sobre este virus.

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Fotografía: la Dra. Carmen Alvarez, segunda por la izquierda, con su equipo de investigación de IDIVAL